Tuesday, March 07, 2006

B. Palma te aconseja: 1. Como ligarte al del video-club.

(La proxima semana la segunda entrega: B. Palma te aconseja: 2. Como ligarte al de la tienda de discos.)


No te preocupes que el del videoclub cae. Tú ve dejándole mensajes subliminales y ya verás como pronto acabáis untándoos nata y mermelada por todo el cuerpo.

Por ejemplo, te recomiendo que saques de ese videclub alguna película porno gay tipo “Entra por detrás sin llamar”, “Los cadetes se la meten” o “Paqui y el fistfucking”, y cuando vayas a pagar le preguntas haciéndote la pava-que-no-ha-roto-un-plato, ¿has visto alguna de estas películas? ¿qué tal la banda sonora? o mejor ¿cuál de ellas me recomiendas? Si te responde afirmativamente y te recomienda alguna ya tienes una parte del camino recorrido. Si no es así quedarás como una ordinaria que no tiene miramientos con la gente, pero al menos sabrás que no le va el porno, condición necesaria para ser un buen gay y en tal caso no vuelves al videoclub y punto; qué más da que exista otro establecimiento más en tu ya larga lista de lugares donde te prohiben la entrada.

Si supera esta primera prueba entonces puedes entornar los ojos, acariciar tus mechones rojizos e inclinarte lánguidamente sobre el mostrador para hablarle, alargando mucho las palabras y moviendo la lengua frenéticamente: “Oh muuuuuy bien te haré caaaaso y me llevaré ésta, pero no me cueeeeentes el final, por favooooor, que se pierde la intriiiiiiga”. El te sonreirá porque habrá recibido tu turbio mensaje y estará receptivo a nuevas aproximaciones plagadas de connotaciones sexuales.

El segundo paso de esta trama es rodar un video porno casero en el que aparezcas únicamente tú retorciéndote y gimiendo como una condenada en el infierno, de manera que no pueda distraer su atención con ninguna otra persona o animal. No es tan difícil ya verás, invéntate una situación cualquiera, tú eres muy creativo para eso. La cocina o el balcón, que aporta cierto riesgo y morbo voayeur, me gustan mucho como escenarios cinematográficos, pero puedes hacerlo en cualquier otro rincón de tu casa que sea cómodo, seco y cálido. No tienes que montar grandes decorados, pero sí crear ambiente. El diseño de vestuario es lo más sencillo de la peli: una toalla estará bien o como máximo un casco de bombero o gorro de legionario. Pídele a algún amigo que te ayude a rodarlo con una cámara digital, eso sí, para que tenga un aspecto de cinema verité y pueda hacer planos muy cortos y con el mayor detalle posible. Pero tiene que ser alguien de tu confianza vaya que luego te traicione y se quede con los derechos.

Una vez editado el video, cuando vayas a devolverle las películas porno que alquilaste, le haces entrega de una copia (otra la cuelgas de internet y sacas unas pelas) con una nota interior que ponga: “Si te apetece nos intercambiamos cromos”. Y te marchas de allí con elegancia, como el que no quiere la cosa, para preparar el último y definitivo asalto.

Para ello tienes que dejar pasar unos días, así no te haces muy pesado y le das tiempo para digerir las suculentas imágenes que mostrará tu video. Pasado ese tiempo prudencial te presentas de nuevo en el videoclub, con un bolso bien grande en el que llevarás alguna de las cosas que te diré más adelante. Y compruebas su reacción al verte de nuevo. No te decepciones y te marches si lo notas extraño o se pone nervioso o esquivo, a algunas personas les cuesta encajar sus instintos más bajos; sólo echa a correr si lo encuentras agresivo y empieza a tirarte objetos contundentes. Con mucha decisión te diriges hacia él; estar extremadamente mona y radiante (no te pongas lo que sueles llevar) te ayudará a estar segura de lo que haces. Sin decir nada, como si estuvieras traficando con berenjenas, abres el bolso y le muestras la cámara digital, la ropa interior ajustada, los pelucones de colores, un set de maquillaje, la nata, la mermelada y numerosos artilugios de la sexshop más lujuriosa que haya en tu ciudad. Procura que no te vea nadie de alrededor vaya que estimules sus aficiones dramáticas y se quiera apuntar al rodaje, o te pegue un tortazo. Finalmente, puedes enfatizar tus intenciones guiñándole un ojo y diciendo: ¿Te atreves o no, wapo?

Lo más probable es que no diga nada y se ponga o bien blanco o bien malva. No te preocupes que para eso están las notas. Remueves en el bolso y buscas un papel donde apuntar tu móvil y una fecha y hora para quedar. Hecho lo cual se lo entregas, vuelves a guiñarle y a sacarle la lengua antes de irte igualmente elegante y altiva.

Sé que tantos preámbulos pueden fastidiar un poco, pero son necesarios para asegurarte el éxito.

Si lo haces te llamará pronto, tenlo por seguro. Las viciosas tenéis mucho tirón.

El día de la cita montas la nata y abres el bote de la mermelada, te quedas en calzoncillos y te pintas un poco. Cuando llame le abres la puerta y le echas la nata y la mermelada en la cara con una mano mientras lo filmas con la otra. Luego te lanzas a por el y lo tiras al suelo, lo desnudas y empiezas a darle lametones por todas partes sin que pueda defenderse por lo inesperado de tu comportamiento. Y así te lo pasas hasta que os den las tantas, echando nata y mermelada por todas partes, dejando la casa echa unos zorros y disfrutando como unas zorras.Todo filmado y bien filmado, como una snapmovie de esas pero en plan tranqui, sin muertos, la sangre como si fuera mermelada.

En fin, creo que no se puede ayudar mejor a alguien tan desesperado. Ya me contarás cómo te ha ido. Pásale los videos a Manolo para que haga una crítica razonable. Suerte. / B. PALMA

(Manolo. He recibido tu postal de San Francisco. Me ha encantado que te hayas acordado de mí a cada paso de tu visita por la ciudad. Yo también me acuerdo mucho cuando como ensaladilla rusa en casa de mi madre o cuando veo alguna peli de Fassbinder. Y gracias por la oportunidad de publicar mi trabajo.)