Sunday, February 26, 2006

De eso nada


Anaheim se paró en el mismo filo del andén. Echó un vistazo a su alrededor, notaba algo diferente en la estación: -"No son los tiestos de cerámica con los tulipanes, tampoco es el reloj". La fabrica de gelatinas! Eso!...Era la fabrica de gelatinas, que la habían derribado. Claro, ya no había ese olor profundo como a pescado que te tiraba para atrás. Ese olor que se quedaba impregado en tu ropa, y que venia contigo a casa, y que te penetraba y no te dejaba. A su hermana le gustaba el olor de la fabrica de gelatinas pero a Anaheim le daba nauseas. Porque tampoco era un olor de esos apetecibles, ni de esos olores fétidos de las plantas químicas como cuando entrabas a Rotherdam. Era un olor indescriptible, era algo molesto, insultante.

Anaheim tomó aire. Respiró profundamente, respiró y volvió a respirar. Esta vez olía a cerveza, olía a masa de pan sin cocinar, tambien olía a flores. Se dió la vuelta y miró el reloj. Faltaba como mas de media hora para que llegara el tren con el paquete. Se dió cuenta de que tenia tiempo para quedarse a jugar un rato, así que subió las escaleras del paso elevado y cruzó al otro lado. A lo lejos se oyó un silvido, y luego otro silvido mas cercano, y poco a poco se empezaba a oir el perezoso ronroneo de un motor diesel. El tren estaba llegando. Desde el paso elevado miró como el tren se aproximaba, pero parecía que aceleraba, que no iba a parar. El tren empezó a entrar en la estación, y en menos de unos segundos ya estaba deslizandose por debajo del paso elevado. La locomotora volvio a arrojar otro silvido, esta vez tan cerca que ensordeció. Tu-tum, tu-tum... Parecia que los vagones acabarían arrastrando el puente al apresurarse al otro lado. El puente mientras temblaba, y el pelo de Anaheim se enloquecia de un lado a otro por el violento aire que el tren estaba levantando. El ultimo vagon del tren hizo "fuhh" antes de que éste desapareciera serpenteando por entre las colinas. Anaheim había quedado toda despeinada. Sin imaginar como estaba su pelo, se intentó componer un poco, sin conseguir otra cosa que desbaratarlo aun mas. CONTINUARA...

1 comment:

Carola said...

¿Y dónde está la petarda de la silla de ruedas? Mira, que yo me estoy perdiendo en los viajes mentales de Ana-ejem...